Si sus perros hubieran respondido a su llamada, la reina no
habría descubierto el vehículo de la biblioteca móvil del ayuntamiento aparcado
junto a las puertas de las cocinas del palacio. Y no habría conocido a Norman,
el joven pinche de cocina que estaba leyendo un libro de Cecil Beaton e iba a
constituirse en su peculiar asesor literario.
Pero ya que estaba allí, la reina decide llevarse un libro.
¿Y qué puede interesar a alguien cuyo único oficio es
mostrarse interesada?
Isabel II de Inglaterra descubre en los estantes de la
biblioteca el nombre de una escritora que conoce, Ivy Compton-Burnett. Y de
ella a Proust. Y de Proust a Genet, cuya sola mención hará temblar al
presidente de Francia, sólo median algunos libros.
Así, azarosamente, ella, que hasta entonces sólo
había sido un lugar vacío ocupado por una fuerte idea del «deber», descubrirá
el vértigo de la lectura, del ser, del placer.
Alan Bennett. Estudió Ruso en la Joint Services
School for Linguist, e Historia en el Exeter College de la Universidad de
Cambridge. Comenzó como actor cómico en teatro y posteriormente en la BBC, en
la que durante muchos años intervino en numerosos programas, con gran éxito de
público, además de escribir guiones para radio y televisión. Fundamentalmente
dramaturgo, publicó su primera obra teatral en 1968, y varias de ellas, han
sido llevadas al cine. Ha obtenido importantes premios.
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